ANTONIO VEGA MACOTELA
De perro a dios | Diario El Sol de México, Ciudad de México | noviembre, 2011
De perro a dios
Decidí intervenir un periódico con una secuencia fotográfica que planteara una temporalidad paralela a la del diario (el cual considero una forma del espacio público). Un mundo paralelo en un tiempo paralelo, oculto en el sigilo.
Distribuir sigilo
Distribuir sigilo no es lo mismo que distribuir silencio. El sigilo existe como táctica, como herramienta de ocultamiento de las palabras y las cosas. ¿Qué mensaje se ocultaría en este sigilo? Pensé en alguno proveniente de los soldados, motivado en buena medida por una conversación casi casual con uno de ellos –una conversación extraña, reveladora, sin embargo–. La noción del soldado como herramienta del poder es una visión compartida ampliamente. Me interesaba la capacidad del propio soldado de separarse de ese estado, asumirse como individuo y sumarnos como cómplices. Conocí a un soldado de nombre inconfesable, por las razones que como sociedad atravesamos. Tras un cierto tiempo se animó a discutir conmigo y, unos días más tarde, a unir fuerzas en este proyecto.
Los labios de este soldado pronuncian la frase que se dice al final de un entrenamiento militar en México “Acuérdate, perro, que nada eres y en dios te convertirás”. Esta frase se hizo popular en el ejército mexicano, ya que estaba
relacionada con el ritual de graduación de los “gafes” (soldados mexicanos de élite). Algunos desertores de este grupo de élite fueron los fundadores del cártel de los Zetas. Los gafes no son identificados por el Gobierno por este nombre sino según la zona a la que están asignados (por ejemplo, Z-1 para la Ciudad de México, Z-13 para Acapulco). “Z” significa ’zona’; los Zetas, ‘las zonas’. Tomé el video de mi cómplice diciendo esta frase de graduación y luego lo dividí en cuadros (stills). Aquellos en los que apareciera un fonema fueron seleccionados para ser publicados. La frase dicha por el soldado se compone de veintitrés fonemas, o sea un total de veintitrés fotografías, que fueron publicadas en un diario de circulación nacional, El Sol de México.
