MAGALLI SALAZAR

Auriga: Metáfora de construcción personal | Alameda Central, Ciudad de México | 18, 19 y 20 de diciembre, 2008.

Las ciudades son estructuras ideológicas que desde sus orígenes han sido planeadas para fomentar modelos de conducta social, que generalmente condenan lo corporal.

Su función primaria se ha modificado, y ha pasado de ser el soporte de la vida urbana y de comunidad, a una estructura que man- tiene el control sobre las actividades humanas. En las ciudades contemporáneas se ha masificado el uso de vehículos, maquinaria y tecnologías porque éstos optimizan los procesos de la producción económica. Del mismo modo que se modifica y restringe la libre acción pública, de pequeña a gran escala el cuerpo se ha ido sustituyendo como entidad de relación o como fuente de producción y, con ello, se ha alterado de manera irreversible la noción de pertenencia y de identidad. En ese sentido, nuestra ciudad es el reflejo de nuestra corporalidad, es decir, de las maneras de relacionarnos y de cómo existir.

Como consecuencia de esa reflexión me planteé realizar dos piezas de arte público, cuyo fin fue estimular el libre uso de los espacios en la ciudad al tiempo que buscaba involucrar a personas que en su mayoría no estuvieran familiarizadas en temas de arte.

En la primera de ellas, “Terapia física” ofrecí un masaje de reflexología a los transeúntes, y ellos, en reciprocidad, me escribían su experiencia sobre dos telas, una que representa el pasado, ¿de dónde vienes? (pie izquierdo) y la otra, el futuro, ¿a dónde vas? (pie derecho). Se evidenciaba así la vivencia íntima y subjetiva de los participantes en correspondencia con una experiencia abierta y social del cuerpo.

En la segunda pieza, “Auriga”, conduje un bicitaxi remodelado para la ocasión y, según la disposición de cada participante, los transporté por etapas dentro del parque de la Alameda Central, en un recorrido que involucraba la autorreflexión y el disfrute.

Mediante la apropiación de dos oficios que suelen ejercerse en la ciudad y combinando procesos lúdicos y acciones simbólicas determinadas, pretendí cambiar el espacio de todos los días para dar paso al espacio de la experiencia estética.